VIVENCIAS PREMIADAS EN EL XIII PREMIO OROLA 2019
Primer premio de 5000 euros y accésit de 100 euros para «Esta es la vera figura» de María Cureses de la Vega (Madrid).
El texto ganador es una magnífica recreación, en la que sitúa al lector en la piel de Juan Sebastián Elcano, momentos antes de concluir su hazaña.

ESTA ES LA VERA FIGURA
El maestre de la nao Victoria contempla pensativo la amura, soñando con ojos nocturnos en la redondeza del mundo. En el cuarto de derrota, consultando mapas, le parece oír a su padre, a través de las rendijas del maderamen, con la voz alborotada de los muertos, y a sus hermanos marinos, perdidos entre olas y manglares en el más hermoso continente del mundo, mientras los girasoles de las brújulas buscan nortes irreconciliables entre los treinta y dos rumbos de la rosa.
El viento empuja los caireles de marineros ahorcados en las jarcias. Después de cuatro motines sangrientos, dos asaltos de los portugueses, incontables misas y un temporal idéntico a los suspiros de Dios, un grumete grita «Tierra». El maestre Elcano fijó el catalejo y allí estaba la bahía, invertida sobre el agua por la refracción de la luz, oscilante como un espejismo marino.
Se prepara para contarle al rey los años de viaje, hablarle de la tierra esférica, de las bandadas de pájaros verdes y las súbitas auroras milagrosas del trópico, de las flores de hielo de los mástiles en las madrugadas del mar del Sur, pobladas de sirenas y tritones, y todos los monstruos del bestiario de Thomas de Cantimpré. Ha atravesado mares de Neptunos furiosos con barbas cubiertas de moluscos y dragones con armadura, que sacuden las colas produciendo vientos como los dedos de Dios.
Han pasado tres años desde que partió, aparejando velas para el desamparo del océano, para realizar la mayor travesía que vieron los tiempos, Primus circumdedisti me, «faciendo Españas» en toda la redondez del mundo.
Tres años más descansará antes de realizar su última travesía, sin más recompensa que una promesa real, un lema para su escudo y la mirada de su segunda mujer, a la que contará que el mar Pacífico es transparente y dulce como la luz de sus ojos.
—Y ¿cómo son mis ojos? Diría ella.
—Tus ojos son… navegables, contestaría sin duda el capitán.
Segundo premio de 2000 euros para «Partir» de Marcelo Luján (Argentina).
Un bello texto que aborda el papel «hacedor» de los emigrantes a uno y otro lado del Atlántico forjando los vínculos que unen a España y Argentina y, por extensión, a toda la comunidad latinoamericana.

PARTIR
También los emigrantes hicieron la España que conocemos. También ellos: los que partieron. Como mis abuelos bajando de montañas y saliendo de pinares, almas septentrionales de las más inhóspitas aldeas de las regiones más olvidadas de la península. Apenas si pudieron explicarme nunca cómo alcanzaron aquel transatlántico en el que se montaron siendo aún tan jóvenes y sin saber a qué lugar del mapa los llevaba. Ella del interior, él de la costa, ambos unidos por el terco aroma de las carencias. Fue una historia de amor en alta mar porque allí, en alguna parte de la tercera clase, en alguno de los treinta y tres días de travesía oceánica, se conocieron. Noches de negro absoluto, de desconcierto y terror en el ojo de las tormentas.
Partir en búsqueda de oportunidades y de la propia identidad. Partir para ser hacedores. También ellos —y tantos como ellos— fundaron la ciudad portuaria del sur del mundo que pronto se convertiría en uno de los máximos exponentes del mestizaje. También ellos, remotos y solitarios, amparados por el único lazo de la lengua común, hicieron la España que conocemos hoy. Porque la sostuvieron y la fantasearon desde la lejanía, con añoranza y por qué no militancia, y una lealtad que les impidió elegir a sus representantes en la nueva tierra que los vio convertirse en esposos y trabajadores descamisados y padres. Entonces mi madre, también hacedora por sangre y principios y lealtad. Entonces yo regresando al origen de todo.
Partir no es solo un verbo en infinitivo: son los emigrantes que sostuvieron en la memoria la España común que conocemos; somos los inmigrantes que partimos y llegamos y generamos un nuevo compromiso de interacción. Partir es más que un verbo en infinitivo. Partir es siempre hacedor y casi siempre una historia de amor.
Tercer Premio de 1000 euros para «Paisaje en una botella» de Jesús Andrés Pico Rebollo (Barcelona).
Una ensoñación poética que juega con la imagen de una botella lanzada al mar, que circunvala el planeta, como Elcano, encerrando en su interior un mundo creado «para ti, hermano de lengua».

PAISAJE EN UNA BOTELLA
Aquí cabe un mundo.
Este barco que aun artífice armó con sumo esmero y navega al infinito, estas montañas de arena de irisados colores, estas palabras ocultas que romperán su envoltura para volverse viento…
Este paisaje rodando entre mis manos,
este paisaje es un mundo tras el cristal, un mundo de cristal para tus ojos.
Aunque nunca lo veas, aunque naufrague, se oculte en el fondo abisal de la esperanza, procure forma de ánfora en el íntimo mar donde descansa el tiempo o inunde de luz los ojos oceánicos de peces de sombra.
Es nuestro universo. Para ti lo cree. Por ti lo lancé a las procelosas aguas que bañan nuestras costas tan distantes y cercanas como los sueños compartidos legados por intrépidosmarinos y ancestrales indígenas que mezclaron lunas y sangres.
Aquí cabe un mundo. En esta botella cabe un universo, galaxias diminutas, arenas de todos los desiertos, palabras olvidadas que convocaron imperios, unieron territorios y unificaron labios.
Estas calladas voces, este paisaje íntimo, esta memoria antigua, aunarán nuestros mundos nuevamente.
Para ti hermano de agua, hermano de lengua, de sangre y saliva, de pugna y besos, milenios, siglos, instantes, este dolor mío, este amor tan inmenso, este paisaje único, imaginado o fundado, navega —Victoria recreada—, circunvala el planeta para llegar a tus manos, para llegar a tus ojos que son también mis ojos, que son también mis manos, mi vida consumada tras marear el orbe, nao, arena, vocablos guarecidos en el cristal de la esperanza, en el paisaje inmenso que nuestras voces circundan, que pintan día a día esfuerzos vinculados al tiempo que nos dieron y al que vamos creando.
Aquí, hermano de agua, de palabras hermano, aquí nos cabe un mundo.
VIVENCIAS FINALISTAS
